Documental El poder de las caricias, sobre el sentido del tacto

Si te gustó Fascinante fascia, muy probablemente disfrutes de esta nueva producción franco-alemana del canal Arte TV. También dirigido por una mujer (Dorothee Kaden), la duración de este documental es similar al de la fascia (53′) y sigue el mismo formato de entrevistas a científicos, intercalando algunas explicaciones aptas para el público general y reflexiones abiertas, sobre algunos aspectos de gran actualidad.

La formación de Trabajo con el Potencial Corporal® –que estoy a punto de terminar– incluye prácticas de contacto físico y la mayoría tuvimos que postponerlas debido a las restricciones por COVID-19. Aún así ya había podido corroborar la sutileza y potencia de este sentido a menudo olvidado, gracias tanto a experiencias personales como profesionales.

El poder de las caricias

(Título original: Die Macht der sanften Berührung)

Sabemos que el contacto físico es fundamental para cualquier mamífero, es una necesidad básica igual que la respiración o el alimento.

Junto con el olfato, es un sentido muy «despierto» ya desde el nacimiento y –a diferencia de la vista y el oído– hay una parte que no se deteriora al envejecer, al contrario. Con el tiempo valoramos aún más el contacto afectivo, el placer e incluso esa noción que transmite de cercanía y pertenencia a una comunidad.

¿Qué ocurre con la comunicación emocional a través del tacto, en tiempos de distanciamiento social?¿Se puede sustituir por videollamadas o por esos nuevos sistemas de transmisión de impulsos táctiles a través de «pieles artificiales»?

Los científicos están ya investigando las posibles consecuencias a largo plazo de esta situación, que afecta más a niños y jóvenes por estar construyendo su relación con el mundo.

Martin Grunwald afirma:

… un estímulo táctil tiene siempre como consecuencia una reacción de todo el cuerpo y un cambio en el organismo que afecta tanto al bebé como al adulto. Los estímulos táctiles, su biología y fisiología son siempre muy globales.

min 10:25

En un experimento muestra cómo al recibir un masaje, las ondas cerebrales se ralentizan y se produce una relajación similar al sueño profundo. Gracias al cóctel de hormonas y neurotransmisores que se liberan, el mensaje llega a todo el cuerpo: los músculos se relajan, disminuye el rítmo cardíaco, la respiración se suaviza, etc.

El tacto nunca pasa desapercibido –como sucede a menudo con los estímulos visuales o auditivos– porque percibirlo y clasificarlo correctamente (según la presión, vibración, temperatura, etc.) es esencial para la supervivencia. En milisegundos el sistema detecta si el contacto es peligroso o no.

El descubrimiento de las fibras táctiles C, a finales de la década de los 2000, han abierto nuevas vías de investigación. Afirma Francis McGlone:

Creo que cohesiona los grupos sociales. El tacto desempeña un papel fundamental en la regulación del contacto social de los grupos a través de la recompensa. Al estar juntos, se afrontan mucho mejor los retos del mundo exterior. Es como la partícula que faltaba para entender lo que realmente mueve al cerebro social. Ese nervio táctil lo une todo.

min 15:15

¿Y por qué tenemos más de esas fibras en la espalda que en el antebrazo?¿Por qué nos gustan los masajes en la espalda? Resulta que es evolutivo que haya un sistema de recompensa táctil ahí, donde necesitamos a otro primate para asearla (!).

El cerebro también registra la diferencia entre tocarnos a nosotros mismos (es previsible, la sensación) y el contacto con otros. Y utiliza el contacto propio para autorregularse: pues muchas veces nos tocamos –p.ej. cara, sin darnos cuenta– y eso nos ayuda a calmarnos o a concentrarnos mejor, como demuestra un experimento llevado a cabo por Rebecca Böhme.

Además de las endorfinas que aparecen asociadas al contacto físico (por ese papel relajante), es importante además el papel de la oxitocina en los vínculos sociales a largo plazo, independientemente del parentesco o la relación sexual. Esta hormona se asocia mucho con el nacimiento y el sexo, y menos específicamente genera confianza, fidelidad y sensación de seguridad en una relación. Evolutivamente refuerza la necesidad de cercanía y un contacto social adecuado ya en los primates. Comenta Francis McGlone:

Quien toca también debe ser recompensado. A partir de esa recompensa se construye la relación social, como vemos en los primates que se acicalan el pelaje de la espalda. Para ello necesitan establecer una relación: tú me rascas la espalda y yo te rasco la tuya. Es la base de la reciprocidad y el comportamiento humano.

min 29:40

Y también:

Tiene un efecto calmante, favorece el crecimiento y también influye en la respuesta inmunitaria del organismo. Esta hormona es una sustancia eficaz y muy versátil.

Martin Grunwald, min. 30:35

Las parejas con niveles elevados de oxitocina viven más: son menos susceptibles al estrés, la presión arterial es más baja, tienen mayor tolerancia al dolor y mejor capacidad de aprendizaje. Cuanto más se toquen –parejas, padres e hijos, o personas cercanas– más cariñosa será la relación. La oxitocina nos une, pues refuerza el sentido de pertenencia. Aunque también tiene ciertos efectos secundarios:

La oxitocina no solo tiene el efecto positivo de hacerte sentir unida a quienes te rodean. Si así fuera, podríamos dar oxitocina a todo el mundo para querernos todos y vivir en una sociedad en paz. La oxitocina solo refuerza la sensación de unión a determinadas personas que nos rodean. Hay personas que sentimos que no pertenecen a nuestro grupo, a nuestra manada. Hay conciencia de dentro y fuera del grupo. Con las personas que no pertenecen al grupo, refuerza la sensación de distanciamiento.

Rebecca Böhme, min 31:40

La falta de contacto físico durante la pandemia

El confinamiento por COVID-19 ha supuesto una situación del todo inusual porque es la primera vez en la evolución que se les dice a los primates que no se toquen: «Es algo sin precedentes. No conocemos el coste y las consecuencias, pero hay más problemas de salud mental» –Francis McGlone, min 33:05 y sigue– «el cerebro es muy inteligente. Podría querer comer o beber más. Lo que hace la gente es buscar un sustituto a la recompensa que experimentaría con las caricias. No son necesariamente conscientes de que esta es la causa. A falta de recompensa, intentamos volver a sentirnos bien fumando, bebiendo o comiéndonos un pastel de nata».

Durante el primer confinamiento de 2020, Beate Dizen realizó un experimento en 250 hogares en Alemania (personas solas y familias, y todos los grupos de edad): «La tesis de que el tacto puede servir de amortiguador [del estrés] se puede investigar ahora mejor que nunca y con un factor de estrés más relevante que las pruebas utilizadas hasta ahora en el laboratorio». Además de encuestas diarias, recogía muestras de saliva para combinar la información subjetiva con mediciones objetivas.

Y parece que sí, al experimentar caricias las hormonas del estrés disminuyen más rápidamente (algo muy positivo frente al estrés crónico, tan perjudicial para la salud). También inhiben el dolor agudo, dice: «Cuando los voluntarios se enfrentan a estímulos eléctricos o térmicos que provocan dolor, las caricias pueden aliviar la respuesta de dolor enseguida«. Aún no se sabe exactamente cómo se calma el dolor, pero funciona.

Cuando nos acarician el cerebro envía una señal hacia abajo a los niveles inferiores de procesamiento, tal vez al tálamo o a la médula espinal, y les dice a las neuronas que bajen el tono de su actividad porque nos están acariciando. ‘Va todo bien, alguien nos cuida’. Se puede mitigar el dolor.

Rebecca Böhme, min. 39:39

Actualmente la soledad se ha convertido en un fenómeno de masas, con graves consecuencias para la salud. En palabras de Francis McGlone es casi una «pandemia global», por falta de contacto físico: «La probabilidad de morir prematuramente por diabetes, tabaquismo o contaminación atmosférica es del 35-40%. La probabilidad de muerte prematura a causa de la soledad es del 45%» (min 42:18). Ojo al dato.

Las personas que no tienen contacto o no quieren que las toquen, con el tiempo encuentran cada vez menos agradables las caricias, como si los sensores estuvieran desentrenados:

Creemos que al perder el contacto físico en la vida, se echa tanto de menos que puede provocar tristeza y depresión. No es bueno porque se deja de apreciar el contacto físico y se busca cada vez menos. Es importante tener contacto físico regularmente. De lo contrario, perdemos el sentido de esas señales e interacciones y tenemos que hacer un esfuerzo para recuperarlo.

Rochelle Ackerley, min 48:55

Afortunadamente en cualquier momento podemos reactivar el sentido del tacto pues nos acompaña durante toda la vida, hasta la vejez. Una caricia puede llegar a una persona incluso cuando apenas está conectada al mundo físico. Transmite emociones muy necesarias –sobre todo al principio y al final de la vida– como confianza, seguridad y protección.


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1 comentario en «Documental El poder de las caricias, sobre el sentido del tacto»

  1. No mencionan en el documental nada sobre el papel de las MASCOTAS y cómo ayudan a las personas que viven solas. Está probado el efecto co-regulador entre sistemas nerviosos (especialmente mamíferos), de hecho se usan mucho los perros en terapia, los caballos, delfines, etc. Y en Japón -una cultura de por sí ya muy de guardar distancias- están muy de moda los cafés de gatos (Neko Cafe).

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