Hace poco volví a leer con atención a Berceli, para entregar una de las tareas (casi 50 preguntas sobre el libro…) en el proceso de certificarme como Facilitadora de TRE®. Es una joya de libro, a excepción de la 2ª parte (ejercicios): están desactualizados, y además siempre es preferible una primera sesión con guía para ver cómo está el sistema nervioso. En el blog de la asociación incluimos tanto enlace a los ejercicios tal y como se recomiendan hoy en día (en vídeo, guiados por el propio Berceli) como esas precauciones necesarias para empezar «con buen pie».
Precisamente en estos días estoy siendo más consciente de la profundidad, del alcance de esos movimientos fasciales que van «removiendo» heridas muy muy enterradas en el inconsciente; he necesitado acompañamiento (presencial) en alguna sesión, al atravesar momentos en los que apenas empezaba a temblar, mi respiración se agitaba, me entraban ganas de llorar… Y 3-4 min en el suelo eran la dosis suficiente (no más) para ir liberando poco a poco, sin forzar. Es súper importante que desarrolles la capacidad de autorregularte –con la práctica adecuada– y mantenerte siempre en seguridad. Darte lo que necesites –ahora, sí– para permanecer en el «yo, puedo»: buscar guía, reducir la dosis de tiempo, taparme con una mantita, caminar y respirar, escribir sobre aquello que me pasa… ¡Es que es tan empoderador!
Todas las personas hemos vivido alguna experiencia traumática. Aunque sea de pequeños/as (el trauma de desarrollo), cuando nuestra capacidad de regularnos era menor y lo mismo la posibilidad (mejor dicho, imposibilidad) de luchar/huir frente a ciertas amenazas, sobrevivir era lo primero. Directamente nos «congelamos», cuando algo nos supera y nos podemos quedar en el no puedo … y eso sigue pendiente. A la espera de una oportunidad para trascenderlo, sentir la emoción y ser capaz de soltarla, y con ella la tensión muscular que quedó en el cuerpo.
El capítulo 15 del libro (abajo, en audio) me ha ayudado especialmente estos días. Recordar momentos en mi vida en que me he sentía kamikaze emocionalmente; yo solita entraba en situaciones difíciles, quizás para superar aquellas heridas más antiguas y pendientes de procesar. Hoy, elijo cuidarme. Quiero seguir aprendiendo, explorando la vida, y a la vez estar cada vez más atenta, a lo que me sienta bien y me ayuda a estar a gusto conmigo misma. Sólo desde ahí puedo ayudar a otros/as, auténticamente. Perdón y temblor. Compasión y valentía, libertad y calma, AMOR.
Fuente: David Berceli. Liberación del trauma. Perdón y temblor es el camino / Ed. Cuatro Vientos, 2012 (2ª ed). Descargar índice [PDF, 148 Kb]
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